jueves, 12 de junio de 2014

Silybum marianum, y megalitos.


Decía el poeta que al andar se hace camino, y aunque afirmaba que no debía volverse a pisar la senda ya pisada, nosotros, Enric, Joan y yo, no seguimos el consejo y repetimos algunos, no dejando al polvo por único habitante de los trasiegos antiguos, y de ello damos cuenta en esta  bitácora.
Queriéndole dar a nuestro paseo una consistencia causal,
buscábamos hoy Silybum marianum, también conocido por cardo mariano, o de María, si se quiere, cuya infusión aseguran que depura y arregla el hígado, cosa a tener en cuenta. A saber, el hígado es el más importánte órgano del cuerpo humano, así lo afirmaba Hércules Poirot, detective literario belga, puntualizando; él que tomaba  frecuentes infusiones -no nos consta que fuesen de cardo-  para prevenir  desarreglos hepáticos -decía-, se supone que sabía del tema, y siendo  entendido en hierbas y procurándose bien por su hígado,  por posible tengo que del mismo fuesen.

Por el monte, de San Iscle a Vallgorguina, más o menos una hora, de buen cubero eso sí, o sea que con reloj hora y media. Transita el sendero bonito entre plantas autóctonas y traídas, hierbas de olor y helechos frondosos. Joan me sugiere que hable de los helechos, y lo haré pronto, si Dios quiere y su Providencia nos da fuerza, voluntad y ganas para seguir transitando prestos. Hoy más que caminata fue paseo, pero cubrimos el objetivo, veremos ahora, después de la infusión, si su beneficio es grande, mediano o pequeño, así sabremos a qué atenernos. Digo yo que será grande, pues así lo afirman las autoridades que no nombramos por ya sabidas, bueno,  mejor pensado las volveremos a nombrar, por si acaso: Pío Font Quer y su Dioscórides;  además nuestros cardos los recogimos muy cerca de la ermita  y del paraje de Nuestra Señora de la Salud, y si -cosa poco probable- el topónimo errase, no lo haría la advocación homónima, que ya se ve es muy adecuada al Sybilum y a sus saludables virtudes.

Del megalito de Pedra Gentil que está en Vallgorguina, que quiere decir Vall de Gorgues, o sea, Valle de Brujas, poco decir, aparece reseñado en El poblament prehistòric de Catalunya, de Serra Ràfols, y lo hemos visto muchas veces, es de piedra de granito, que es la del lugar, como de metro y poco de alto y en forma de dolmen. Abundan las leyendas, ya se sabe, y las hitorias de miedo por aquel lugar, cosas de críos, y de crédulos pensar se puede, pero también podemos traer aquello de haberlas haylas, y quedarnos en paz. Curioso que en el  pueblo  del que partimos, San Iscle, también haya leyendas de brujas, de hadas mejor dicho, que se llaman dones d´aigua,  yo nunca las vi, pero de ellas mucho se cuenta y me parece que son muy hermosas, viven en las fuentes y ayudan a los hombres, pero cobran su precio en no terrenales dádivas.  Ya se sabe, no se nutre de manjares terrenos quien lo hace de celestes.Yo las tengo por Valquirias, no del Rhin, más de casa, pero igualmente amigas del agua y del río, y custodias de arcanos; en fin, anduvimos, cantamos -es muy importante cantar, alivia el trasiego y enardece el paso, además acompaña y sienta bien- y recogimos cardos, violáceos, grandes y bonitos,  y buscamos también Mandrágoras, pues entre brujas y sombras puede que haya, pero no vimos ninguna, son plantas difíciles.

1 comentario:

  1. Paseos y plantas, añadiendo el dolmen, leyendo el artículo disfruto de vuestro paseo, bonita alusión al Señor Poirot, a veces se necesita de la literatura del Señor detective para evadirnos de los pensamientos preocupantes.

    En cuanto a las brujas, nunca se sabe pero me quedo más con las Hadas en las que creo y están más cerca de nosotros de lo que pensamos.


    Volver a recorrer el mismo camino es interesante porque nos dejamos plantas o animales sin ver, es como releer un libro, aprendes más.



    Saludos. Teresa.

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