lunes, 23 de junio de 2014

Ciencia y paciencia


Paciencia tuvieron Carmen y Domingo al alojar en su casa al grupo de amigos aficionados a las ciencias, que nos conocimos en un foro. En Palencia, en su hogar, se nos acogió con la suavidad de los trigos y la altura de sus tierras, y la de sus hombres. Hablamos mucho, quizá para no sentirnos tan solos, quizá para no sentirnos tan frágiles... A fe mía que pienso, que lo que no es vanidad es imprudencia, y hoy me acuso de haber pecado -que errar es- de ambas cosas.

Los campos y los castillos de Castilla no son tópicos, son ciertos,  de campos vimos muchos, y de castillo vimos uno: el de Ampudia,  tiene almenas, y nos dijeron que también tiene mazmorras. No pudimos verlas, pero si anduvimos por estancias llenas de arqueología y etnografía palentina, muy bien expuesto todo, y muy limpio. Vimos en Ampudia después, mientras celebraban el Corpus, un museo de medicina, de instrumentos, para más señas, que recordaba la cruda realidad de los hombres cuando enfermamos, y de la noche que cierra  nuestras primaveras, nuestras luces.
La cocina de Carmen es excelente; sé por cocinero, lo que cuesta atender  gente en casa, ella lo hizo, y sirvió productos de calidad, muy buen pan y muy buen vino, y sobre todo  unas croquetas de marisco dignas de estar en el Hispania, ese restaurante en la costa barcelonesa que se las sirve al Rey -que es el padre del de ahora- cobrándolas por unidad y con serios modos. Carmen las regala y las sirve con sonrisas, así que estuvimos mejor  tratados que el rey, y eso es Nobleza.
Bueno, podría decir tanto que mejor sugiero. Sugiero repetirlo, y sobre todo agradecerlo. Nunca podremos estar seguros de volver a vernos, la vida, ya se sabe, es un soplo entre la nada, o si se quiere otra metáfora, un recuerdo entre el olvido, que es el tiempo al final, quien todo lo acaba, tenaz, sobrio. Espero volver para ver a Pinta crecida, que ahora es potrilla, y será después buena yegua, pues tiene carácter, y es muy querida.


1 comentario:

  1. Todo lo que sea corretear por parajes y arquitecturas, reunidos en noble amistad y acompañados de buena cocina es de agradecerlo a la Vida, pues la Amistad no se encuentra en muchos lugares.


    Saludos. Teresa.

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