lunes, 14 de mayo de 2018

Colores y formas

Gracián aseveró que según el color la forma cambia, o si se quiere que esta depende de aquel, pues según se mire se verá. No es mi deseo ahora contradecir o afirmar tal cosa, pero sí , pensar en colores.
Parece que Belgrado tiene conmigo una relación pasional. De aquí que me hastía con su clima, de allá que me agasaja con sus gentes, hoy que me quita el sueño, mañana que me regala un libro.
Hoy ha sido mañana, o sea, que me ha regalado un libro, poniéndolo de pronto, en mi camino. 
Debo decir que mi fascinación por los colores y las técnicas de los maestros de antaño, que se dedicaban al Arte, es una de mis predilectas maneras de ser feliz. Me satisface como casi nada, saber de barnices y mediums, de pigmentos y de encáusticos, y saborear, casi, el color y su olor, letal algunas veces para el cuerpo, pero necesario al alma. Me explico: algunas substancias son tóxicas, y mucho, como el cinabrio, de rojo intenso color, la más nuestra de las piedras, pues fue Almadén su origen durante siglos, o el arsénico,  de dorado bellísimo y mortal. Mas, en la vida, el peligro, que no la irresponsabilidad o el desorden, puede ser necesario para lo sublime, pues quien no se expone se acobarda, y en este sentido lo que afirmo vale, o sirve, como se quiera. 
Volvamos a Belgrado, estaba, como tantas veces, paseando por sus calles céntricas, muy cerca del Instituto Cervantes, que no explicaré ahora, me recuerda a mi amada España, cada vez que cruzando cerca veo nuestro pabellón y emblema ondeando al viento, que aquí puede ser fuerte , o brisa, casi el mismo día y a la misma hora, cuando en los puestos de los bouquinistes que ya he mencionado otras veces, quiso mi ángel de la guarda, que siempre está de guardia, y siempre me aconseja, encontrase la obrita, y lo digo en diminutivo, por breve en páginas, que no de interés, de Carlo Linzi: Tecnica della Pittura e Dei Colori (L´Arte del dipingere ad olio) secondo Raffaello, Tiziano, Giorgione, Tintoretto, impresa por Hoepli en Milán en 1942. Compré de inmediato el regalo, que en sus primeras interrogaciones, me explicó que el bianco santo es polvo de mármol de estatua  o de alabastro di Volterra, que  el blanco de España es carbonato de calcio, y el de San Giovanni  è calce purgata e serve all´affresco. 
Saboreé después las descripciones de las lacas y  de las ceras, empleadas desde Egipto, por griegos paganos y por cristianos,  supe de los barnices,  de las resinas, sobre los óxidos tintóreos, las tierras, las sombras  a veces quemadas, tostadas, frescas, oxidadas, o de los aceites, de nuez, de espliego, de lino... Quedé absorto un instante pensando en los cuadros  aquellos que de niño me hicieron sentir la belleza como una realidad, y como una necesidad, pensando en las veladuras de las capas de sus colores, y en los desvelos de sus hacedores, que pintaban entonces cerca de su ángel, no duda cabe.
 Ahora las cosas son distintas, pienso yo, desde que alguien, no se quién, dijo que el Arte y el arte eran igual cosa, y las sombras ya no fueron quemadas o tostadas, ni los blancos santos, ni los rojos sangre de drago, fueron , todos o casi, anilinas y plásticos, mediocres, aparentes, carentes de fragancia y de cielo.
 No aclararé nada a quién ya  sabe, que no sepa, ni a quién sin saber me corrija, notorio es que no me agrada aquello que sin ser tradición, es copia.
El caso es que estoy leyendo y escribiendo y a fe mía que haré mal ambas cosas, ceso pues, de escribir y sigo leyendo, pues ahora el libro me está contando los secretos de la cera púnica.

Colores y formas

Gracián aseveró que según el color la forma cambia, o si se quiere que esta depende de aquel, pues según se mire se verá. No es mi deseo aho...