jueves, 5 de junio de 2014

Pueblos y Leyendas, de Herminio Almendros.


Me gustan los cuentos, las leyendas y las narraciones de otrora sobre paises lejanos. Me empezaron a gustar cuando las conocí. Tuve a mis doce años un libro escolar  de lectura que se llamaba Pueblos y Leyendas, lo publicaba la editorial Teide y era un recopilatorio de textos que un singular pedagogo, Herminio Almendros, había en 1936 recopilado, a partir de la opinión directa de los niños que los habían seleccionado entre muchos, y dado a estampar a Seix Barral, espléndidamente ilustrado, por cierto. (Ambas ediciones están ilustradas, la de Teide con fotografías en sepia y la original con dibujos en tinta negra.)
El libro era precioso, aprendimos mucho con su lectura, todavía lo conservo. Supe después, con los años, que la primera edición era del año de la guerra, o sea, del año 1936, y  me lo compré cuando pude.
Me siguen gustando las narraciones, agrupadas por países, que contiene el librito. Son sus cuentos como  aromas, cálidas y bien traídas, desde la India a la China, de España a Escandinavia o desde un desierto de Arabia a las islas Británicas, todo el orbe se dibuja en esas estampitas literarias, breves, muy adecuadas para la lectura de niños, y de adultos también. Sé que se sigue editando en América bajo el título, quizá menos descriptivo, pero igualmente sugerente de Oros viejos.
Mi ejemplar escolar, el de Teide, contiene una poesía, no perteneciente al corpus original que me inquietaba de niño. Dice:


(Cuatro elefantes)

(...)
a la sombra de una palma;
los elefantes, gigantes.
—¿Y la palma? —Pequeñita.
—¿Y qué más?
¿Un quiosco de malaquita?
—Y una ermita
(...)




Es de Gerardo Diego, y describe, a los ojos de un niño, la ermita soriana de  San Baudelio de Berlanga.
Me parecía tan exquisita, tan bonita, que me aprendí de memoria una estrofa, casi sin querer, y su recuerdo se mantiene desde hace cuarenta años.
Sé que hasta los años ochenta se empleó Pueblos y Leyendas como libro de lectura en las escuelas de España, y debería seguir usándose a mi entender.


9 comentarios:

  1. Deberiamos recitar poemas, viene bien para la memoria y el corazón, la oralidad tiene gran importancia y la hemos descuidado mucho, ¡ da gusto oir a una persona que sea un buen orador!.

    Es bonito recordar libros de la infancia, pero que no tienen edad porque los cuentos y leyendas son para todas las edades y paises, gran universalidad, uno de los escritores de cuento que ví en directo fue José María Merino, encantador el Señor, además su oratoria es tan magnífica que se te hace corta la conferencia. Recomiendo a las personas que puedan oir a este escritor, es genial, muy amable y encantador.


    Como siempre, bonito artículo, David.


    Saludos. Teresa.

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  2. Si hay algo que me entusiasma de este blog es su altruismo, a parte de la calidad de sus artículos tan dinámicos, y que no hay censuras, porque en otros blogs no es oro lo que reluce debajo de la alfombra existe lo comercial.


    Saludos. Teresa.

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    1. Efectivamente, aquí no se vende nada ni hay censura, creo haber publicado siempre todos los comenatrios que se hacen, con la excepción claro está de alguno que fuera en forma o en fondo maleducado o gravemente lesivo.
      Un saludo.

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  3. En algo llevas mucha razón, David, cuando un comentario es maleducado sí debe ser censurado por falta de respeto, totalmente lógico, a raíz de ello te comentaré que me llama la atención algunos Blogs muy libres en los comentarios sin censuras sin embargo dejan también los comentarios donde existe falta de respeto y educación, y ese tipo de blogs me da que pensar, porque libertad hasta cierto punto también.

    Saludos. Teresa.

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    1. Aunque estrictamente esto no sea censura, sino más bien compostura, ¿verdad?

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    2. Si, así es estimado David.

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  4. Según una página cubana, el libro citado es de 1929 y no del 36. Yo no he podido encontrar el libro pero sigo buscando.
    Un abrazo, Dave, de un amigo del sur

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  5. Hasta donde sé, es editado en 1936, por Seix Barral, con la portada que reproduzco en el escrito. Tengo más ediciones, de antes y después de la guerra española, hasta la de Teide que menciono. No me consta esa edición que dices, de existir me gustaría mucho poseerla. Un saludo amigo Alejandro.

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