lunes, 26 de enero de 2015

Las máquinas de la Física

Las máquinas de la Física, ya es sabido, me gustan cuando son antiguas, con mucho latón, de color cobre y oliendo a cirio. A cirio huelen, a parte de las velas, las resinas, los lacres y las lacas, y a estas me refiero al mentar aquí los vapores de cirio. Vamos, que me gustan las máquinas antiguas, como salidas de otra época, de un gabinete de nuestros abuelos, o, en mi caso, de mi bisabuelo, que partió para las Américas y no volvió, y que pudo conocer a Tesla, aunque no lo creo. Bueno, como esas máquinas ya no están por aquí, las he vuelto a hacer, así parece que nunca se fueron y que los grabados de los libros tantas veces hojeados, se tornan en color, para funcionar en mis manos, cosa hermosa, pues es parecido al milagro, y los milagros siempre me parecieron necesarios, no solo para la Fe, sino para la vida, pues sin ellos la calamidad nos aflige.
Al caso, he recreado un Huevo de Tesla, o mejor, un huevo de Colón de Tesla, pues la historia es larga, y este aparato de corrientes alternadas, que inducen un movimiento giroscópico a un huevo de metal situado en su centro, es una  ocurrencia de Nikola Tesla, allá en América por el siglo decimonono -ese de las máquinas que yo digo, con nostalgia de sus vapores,  de sus fluídos y de  sus maravillas- para demostrar como Colón hiciera en su día , por parecidas razones, pero de diferentes modos, que poner un huevo de pie, es una metáfora que defiende que lo aparente es imposible para muchos, pero posible en  sus manos. Quizá me equivoque pero este huevo que gira me parece tan asombroso hoy como les debió parecer ayer, y por ello fuí a Belgrado para verlo funcionar, me refiero al primero, pues allá está, en el museo que a Tesla le montaron en su Patria, hoy partida y a su pesar. Digo lo de a su pesar, por haber manifestado siempre su posición favorable a la unidad de Yugoslavia, y que por tanto es lícita afirmación. Hoy lo tengo en casa, el mío, claro, y me parece que me gusta, y huele a cirio, pues está barnizado con alcohol de laca, con cierta pausa.

5 comentarios:

  1. Así es como uno disfruta en la vida creando, CREANDO, inventos, canciones, cuadros, novelas, en tu caso está claro el milagro de los inventos, que si no existen, ahí estás tú David para hacerlos nacer de nuevo, no es poco. La Fé del descubrimiento nos aviva el corazón. Los olores, siempre permanece en nuestro subconsciente, nunca olvida el olfato nada en la vida.


    Una preciosidad: " una metáfora que defiende que lo aparente es imposible para muchos, pero posible en sus manos".


    Sigue inventando David, con artefactos y palabras...sigue volando. Gracias por tus grandiosos artículos.


    Saludos afectuosos. Teresa.

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  2. Los críos de carne y hueso, que a uno le da la vida, no suelen ser lo que nosotros queremos que ellos sean, pero tienen algo nuestro, o en su defecto, algo de nuestra ascendencia que se replica en nuestra descendencia.
    Las obras de arte (como ésta que muestras) son motivo de regocijo personal y tienen todo lo que le dimos. Son casi una expresión de como estaba nuestro espíritu mientras con calma le damos forma definitiva.
    Insisto: hermosa obra de arte !!

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  3. Muy de acuerdo con Alejandro Segade: " Hermosa obra de arte!!!

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  4. No es acaso este humilde huevo..el precursor del motor trifásico inventado por Tesla.?

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    Respuestas
    1. Lo es. Es la demostración que usa Tesla en la Exposición Universal de Chicago (1893), concretamente en el pabellón de la electricidad y en particular en el de la Westinghouse Electric Company, para acallar a quienes decían que era imposible conseguir un campo rotatorio eficaz al movimiento partiendo de corrientes alternadas (no directas) como lo eran las que Edisón producía y pretendía imponer.

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