martes, 9 de septiembre de 2014

Flores obscuras

Tengo por cierto que la noche tiene sus luces, como el día sus sombras. Quizá la vida urbana, alejada de la negritud de la noche verdadera, brillante y fría, puede difuminar el color de la nocturnidad, pero no lo anula, solo lo esconde. Las flores, como los hombres, y como el día, tienen también sombras y luces, mitos y logos, esperanzas y lamentos. Han sido unas de Estramonio, con los frutos de otras más avanzadas, las que me han despertado otra vez el interés por la fotografía artística de motivos naturales. Obtenida esta fotografía nocturna de esta planta ambivalente, preciosa y mortal, que como si de una bruja se tratase nos llama a su crepúsculo con la misma sinceridad con la que advierten sus espinas en el fruto, y no dejo, desde entonces, de interrogarme por la naturaleza de las cosas, por sus apariencias y por sus trasfondos. Sus semillas, las de la planta, son negras, pequeñas, como si no quisiesen ser más que minúsculos promontorios entre las arenas blancas en las ramblas que habitan. Menos discretas son las semillas del mal humanas, que se propagan sin discreción urbi et orbi, sin compasión.

Los Estramonios son comunes en mis campos, al lado de la playa, en los márgenes, en las ruínas, en los jardines umbríos de Valle Inclán.
Florecen ahora, o sea, al final del verano, y sus manzanas infernales -que así se llaman los frutos-  nos harán compañía en otoño. Los claroscuros de esta planta son maléficos, muy pronunciados, como lo son los de la naturaleza humana, pródiga en extremos, en barbaridades y en falacias; pero su belleza no es poca, su verde es intenso, viril, casi selvático, y su flor sedosa, misteriosa, como un poema. La del hombre es el Bien -con el Arte, y con la Ciencia- que al caso es lo mismo, o sea, las luces humanas, maléficas sin el principio de la Bondad, y de la Justicia, pues los fines determinan las intenciones.


No ando yo muy reposado con la naturaleza de mi especie, nada o casi , creo que si me preguntase un ser ciego de otro mundo quién soy y de dónde vengo, omitiría que soy hombre y vengo de mi sitio, mejor diría que soy un elefante y que habito entre Estramonios. En fin, los elefantes me parecen muy nobles, y sobre todo, muy civilizados, recogen los huesos de sus congéneres y los lloran, conducta que la Etología negaba hasta hace poco, y que se ha revelado verdadera. Los Estramonium advierten del peligro con sus espinas, no engañan y si nos dejamos tentar es nuestra causa el error, no la suya, quede claro. De las falsas sonrisas y de los daños morales humanos, en cambio, líbrenos Nuestro Señor, pues la maldad nuestra no advierte y pisa los huesos ajenos, no los atiende.

Será la ambivalente belleza de la noche y sus seres, la mortífera seducción de las Daturáceas, o mi asombro por las barbaries cotidianas, el caso es que cada día estoy más alejado de quienes postulan -de forma dogmática- que la cantidad, referida al estadístico (por lo general y para más razón), determina la bondad o el acierto de alguien, de algo o de nada. Los oscuros paisajes del alma no admiten dilaciones, o se los vence o te empozoñan. Solo la virtud aleja al pecado.

3 comentarios:

  1. ¡Que preciosidad, David, que preciosidad!. Y por supuesto la magnitud del contenido es primordial, su mensaje. Bien es verdad que la noche tiene sus luces y el día sus sombras, es posible que ni nos percatemos de estas sombras pero están junto a nosotros en el día, pero si tuviera que elegir prefiero el día a la noche, y bien es sabido que contemplar el hotel de las mil y una estrellas en verano es muy bonito, contemplar el cielo de noche es una maravilla, pero me sigue generando dudas la noche.


    La similitud entre la flor y el hombre, magistral, así es...¡que miradas las tuyas, David, ya quisieran muchos poseerla, algunos de estos Señores tan altivos que al final muchas palabras y no dicen nada, ese tipo de personas si pueden ser sombrías quizás, las que no dicen nada o las que tanto cierran el paso hacia ellas por muy brillantes que sean en inteligencia, son extrañas!


    La verdad que es una gozada la fotografía de las flores y plantas, el Gran Celestino Mutis, cuantos hace falta como él, ¿dónde estarán los ilustrados de la actualidad?.


    Es muy importante tu fijación en las apariencias y en los transfondos, porque como decía Maquiavelo, "Pocos ven lo que somos; pero todos ven lo que aparentamos.....". No sólo las flores, David, los edificios también tienen sus apariencias y transfondos, aunque no lo entendamos muchas veces.


    Muy Certero: " Los claroscuros de esta planta son maléficos, muy pronunciados, como lo son los de la naturaleza humana". Quizás la belleza puede conducir a la muerte es lo que te anula la vista en cierta manera, el resplandor llama la atención, ¡ curiosa tu temática es muy real, hasta la propia naturaleza tiene el bien y el mal conjuntamente viviendo!.


    Las luces son primordiales pero deben estar acompañadas del buen corazón, la inteligencia y la justicia, ahí llevas toda la razón, si eliminamos la justicia, si disminuimos la inteligencia y si envenenamos los corazones...no queda nada. Pero ¿ es luz aquella inteligencia brillante pero perversa? ¿ lo totalmente cerrado es veneno quizás ?.

    Los fines determinan las intenciones, así es.


    El estramonio como tu dices nos avisa, ya sabemos del refrán " Quien avisa no es traidor", pero el ser humano no advierte, destruye sin compasión en busca de su propia satisfacción a costa de lo que sea.


    Totalmente hay que dar fe de ello: " Los oscuros paisajes del alma no admiten dilaciones, o se los vence o te empozoñan. Solo la virtud aleja al pecado", ya los monjes lo advertían hace muchos siglos...muchos pero sus palabras siguen valiendo en estos tiempos, nada ha cambiado, seguimos siendo los mismos con distintos trajes y caras...pero el paisaje humano el mismito.


    Magistral, Felicidades David y Gracias por Ilustranos con tus grandes enseñanzas, me quedo con estos blogs altruistas y donde hay pocas personas, no están contaminados...los demás, ni hablemos de ellos, algunos Señores son marcas comerciales, luego censuran en sus blogs las mismas palabras que ellos dicen...ridículos me parecen, aunque mientras las personas no se den cuenta del camelo...en fin.


    Me ha recordado a Julio Caro Baroja que escribía sobre las brujas, me encanta el sobrino de D. Pío, si éste era magistral escritor y humanista no se queda detrás su sobrino. Leí este libro de Nerea Riesco y es precioso, lo recomiendo " Ars Mágica" de la figura del inquisidor Alonso de Salazar y Frías.


    http://www.nereariesco.com/wp-content/uploads/2014/05/AM-reflejo.png


    https://www.youtube.com/watch?v=Eo6lwc3MaCc


    Saludos Cordiales. Teresa.



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    1. Agradexco los comentarios, y sobre todo, las aportaciones. Teresa, coincido en lo que dices sobre muchas marcas comerciales disfrazadas de autor. Lamentablemente hoy día poco queda altruísta, o sea libre, independiente y al servicio del Bien común. Un abrazo.

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    2. Gracias siempre a tí , David, por ser generoso con tus enseñanzas.

      Un abrazo. Teresa.

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